Para mantenernos fuertes y sanos, no solo es necesario mantener una rutina de ejercicios. La alimentación influye fuertemente en nuestra condición física y mental, y en el día a día debemos mantener una dieta sana, sobre todo ahora que se acerca el verano y nuestro cuerpo requiere de nutrientes y vitaminas para aguantar el calor.
¿Quieres conocer los mejores consejos para mantener una dieta equilibrada? ¡No te los pierdas a continuación!
Realizar cinco comidas diarias
La clave para mantener una alimentación sana y equilibrada es racionalizar las comidas, ya que, de esta manera, saciamos nuestro cuerpo y le aportamos la dosis de vitaminas y nutrientes que necesita a diario.
Ningún refrán miente, y en este caso hay tener en cuenta el siguiente: desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo. Después de una noche de descanso y ayuno, nuestro cuerpo pide ser recompensado con un buen banquete, e ir disminuyendo la cantidad de alimentos durante el transcurso del día. Al contrario, empezaríamos a picar entre horas y, por ende, a padecer obesidad.
Consumir fibra es fundamental
Los beneficios que la fibra aporta a nuestro organismo son inmensos. Pero, sobre todo, ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y a disminuir el colesterol. Por otro lado, es un aliado contra el estreñimiento, lo que favorecerá al tránsito intestinal.
Los cereales y las legumbres nunca deben faltar en nuestra dieta para mantenernos sanos; también productos de origen vegetal como las frutas, las verduras y las hortalizas. ¡Ojo! Debemos consumir, al menos, cinco raciones al día. Podemos disfrutarlas haciendo ricas ensaladas o zumos. ¡Veréis qué fácil!
Hidratarse es la clave
Ahora que se acerca la época estival, no hay que prescindir de los líquidos. El agua nunca debe faltar tanto dentro como fuera de casa. Nuestro cuerpo está compuesto por un 65% por agua, ¡imaginad lo importante que es! Por ello, debemos beber, como poco, dos litros para mantener nuestro organismo hidratado.
También podemos optar por otras opciones más exóticas, como las bebidas frutales; eso sí, sin abusar de las bebidas azucaradas.
Usar especias en vez de sal
Alguna vez nos pasamos de listos con la sal en las comidas. Y la única manera de remediarlo es prescindir de ella. ¡Pero no temáis! Las hierbas aromáticas y las especias, además de ser más sanas para nuestra salud, se encargan de potenciar el sabor de nuestros platos. Ante una subida de tensión o problemas con ella en el futuro, cambiad el hábito y poned un poco de sabor en vuestra dieta con las especias. ¡No os arrepentiréis!
Incluir el aceite de oliva en la dieta
Una de las claves de la dieta mediterránea es el aceite de oliva, por no decir que es el elemento más importante. Su consumo nos ayuda a controlar nuestros niveles de colesterol, previene enfermedades mentales como el alzheimer y actúa como antiinflamatorio. ¡Pero cuidado! Su consumo excesivo puede producir problemas intestinales.